Una residencia geriátrica, un negocio con futuro

Hay muchas personas mayores que necesitan cuidados espaciales o buscan un segundo hogar para evitar la soledad de vivir solo.

En la actualidad, cada año 150.000 personas alcanzan la edad de la jubilación en nuestro país, y lo cierto es que las plazas públicas son escasas y acceder a una de ellas no resulta fácil. Las residencias privadas se perfilan así como la única alternativa para los mayores.
Para poner en marcha el negocio lo primero que deberá tener en cuenta es de qué tipo quiere que sea: de atención a personas válidas, es decir, mayores de 60 años que se valen por sí mismos pero que por diversas causas no pueden permanecer en sus casas; de atención a personas mayores asistidas, destinada a personas que no puedan realizar las actividades de la vida diaria, precisando para ello la asistencia de terceros; o de atención psicogeriátrica, destinada a personas mayores con problemas psíquicos o trastornos de conducta que requieran tratamiento especializado.
Una vez decidido el perfil, es fundamental que contrate a personas con experiencia y estudios del mundo sanitario y psicológico, aunque los profesionales que necesitará dependerán del tipo de residencia. No será lo mismo atender a personas válidas que a mayores con problemas psicológicos o con escasa movilidad. De todas formas, necesitará ATS, médicos, auxiliares de clínica, así como personal de limpieza y mantenimiento, y empleados para la cocina.
Tendrá que comprar o alquilar un edificio de un mínimo de unos 800 metros cuadrados, para poder ofrecer servicios como manutención y alojamiento, asistencia médica y social, atención psicológica, servicio de fisioterapia, actividades ocupacionales y socioculturales, de administración, etc.
   Además, deberá darse de alta en Hacienda y en la Seguridad Social y solicitar autorización en su ayuntamiento, además de cumplir ciertos requisitos.